¡QUE BUENA TANDA!


Cuando uno va donde una importante firma en pos de un auspicio para una película, los ánimos suelen terminar por los suelos, debido a que muchas empresas no ven con buenos ojos, no entienden o simplemente no les interesa la publicidad en el cine.

Mientras en otros países el cine se convierte en una de las principales armas publicitarias, en el Perú no es concebido como una posibilidad comercialmente atractiva. Bueno al menos eso es lo que pensaba.

Hace unos días fui a un concurrido cine a ver “Transformers”. Me acompañaba mi hijo mayor y mi sobrino de 10 años. La función empezaba 9:30 p.m. Así, partimos puntuales dispuestos a no perdernos un minuto de película y claro ver los trailers, algo que cualquier cinéfilo que se precie disfruta y acepta como parte del espectáculo cinematográfico.

Grande fue la sorpresa cuando fuimos bombardeados descaradamente por una excesiva e intensa tanda publicitaria. Los spots comerciales se sucedían uno tras otro y de vez en cuando aparecía, como para disimular la cosa, el trailer de algún próximo estreno.

Pero no hablamos de un comercial sino de más de una docena de spots, que al parecer son pauteados peor que en un canal de televisión de señal abierta. De hecho un canal usualmente tiene un promedio, en el mayor de los casos, de 5 minutos de comerciales. Por ahí en temporadas Navideñas o de intensa promoción se pueden incrementar en algunos horarios y podrían llegar a tandas de hasta 8 minutos, pero bueno en la televisión tenemos el control remotoy por último uno no paga entrada para ver tele. Es gratis. El canal vive de los auspiciadores.

Ese día la película empezó casi a las 10 de la noche. Es decir, media hora después de programada. Saquen su cuenta. ¡25 minutos de tanda comercial! Una tras otra y sin anestesia. Es decir, comenzó 30 minutos tarde y terminó 30 minutos después de lo que uno podría pensar.

Como cineasta, me pregunto: ¿quien vende y quien cobra por estos auspicios? ¿Los exhibidores? ¿Los distribuidores? Es decir, ¿si yo estreno una película, el cine puede utilizarla para colocar spots a su antojo sin que me corresponda un porcentaje de dinero? En la televisión, cuando no es producción propia, se firma un contrato. El canal compra la producción o si es coproducción puede llegar a un acuerdo de auspicios. En cine, ¿me corresponde algo por la aparición de spots antes de mi película? Que yo recuerde por “Talk Show” nadie me dio un porcentaje por concepto de publicidad en cines.

Como espectador, ¿tenemos derecho a ser engatusados y colocar un horario y empezar 30 minutos después, obligándonos a ver anuncio tras anuncio publicitario? ¿No es una contradicción que las mismas marcas que indican que el cine no es visto como un arma comercial, gasten miles de dólares en un transfer a cine, para que su spot sea colocado en pantalla grande e impuesto a los espectadores?

Nuevamente vuelvo a pensar como cineasta o distribuidor, ¿si uno pudiera conseguir auspicios y ofrecerle a una empresa anteceder tu película con uno o dos spots, quizás algunas cosas en cuanto a dinero podrían ser más sencillas? Obviamente se tendría que llegar, como con cualquier medio de comunicación, a un lógico acuerdo monetario con el exhibidor. Sería lo honesto.

Ahora pienso como espectador. ¿Y si hubiera un tiempo prudencial para los spots? No es un exceso y un atentado contra los espectadores el colocar 25 minutos de comerciales. La piratería no sólo se combate con risibles spots del 20 pirata, también implica respeto al público. ¿Dónde están aquellos que combaten la piratería? ¿A quien le corresponde velar por el público? ¿Quién vela por el cine nacional?

Alguna vez comenté que los cines atentaban contra el cine peruano con su arbitraria oferta de entradas. Mi conclusión era que su verdadero negocio está en la canchita, golosinas y gaseosas las cuales son vendidas a precios exorbitantes. Nadie dice que no tengan derecho a colocar el precio que les antoje, sobre todo cuando brindan un buen servicio, pero bajar el precio de las entradas como parte de una campaña anti piratería es ridículo.

En los últimos años, los exhibidores tienen una nueva forma de conseguir dinero adicional a la entrada. Bien por ellos. ¿Pero sacrificar espectadores hartos de los abusivas tandas comerciales no es una real contradicción? Esto hace que uno piense que finalmente la piratería, con todo lo negativo que posee, tiene sus ventajas. Al menos las reglas del juego están dadas desde el inicio.

Me pregunto si alguna vez alguien podrá poner orden…


"Para mi, el cine son cuatrocientas butacas que llenar". (Alfred Hitchcock)

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