MORIR DE AMOR


La infidelidad, la codicia, los celos. Algunos sentimientos que pueden tener resultados desastrosos. Si no pregúntenle a Anthony Hopkins, quien en “Crimen Perfecto”, asesina a su infiel esposa e inicia un truculento juego del gato y el ratón con el abogado interpretado por Ryan Gosling. Buen motivo para recordar otros apasionados asesinatos. He considerado a los que de una u otra forma son crímenes que implican a una pareja, sea dentro o fuera del matrimonio. Quizás sea por eso que películas como “Bajos Instintos” o “Profundo Carmesí”, tan diferentes como pasionales, no figuran en la lista. Es cierto, muestran parejas envueltas en asesinatos, pero quienes son las víctimas o blancos de los crímenes son otros. La lista es extensa y faltan muchos títulos ("Cuerpos Ardientes", "Simplemente Sangre", "El Imperio de los Sentidos", "Amantes" entre las que recuerdo y por no tenerlas tan frescas en mi cabeza quedaron fuera, motivo suficiente para darles una urgente revisada). Aquí diez, de muchos, crímenes pasionales en el cine.

10. Bajo la Piel: El policía Jose Luis Ruiz no puede controlar sus celos y en un arrebato asesina al galán del pueblo Diego Bertie, hijo además del poderoso alcalde. Y todo por la bella española Ana Risueño, quien no sospecha que su desinhibida afición por el sexo desencadenará la muerte del joven. Desde mi modesto punto de vista, la mejor película de Francisco Lombardi y probablemente del cine peruano.



09. Deseo y Decepción: Phil Joanu es un gran director. Sus primeras películas, “U2: Rattle and Hum”, “Tiro de Gracia” y “Deseo y Decepción” lo demostraron con creces. En la última mencionada, Richard Gere se enamora de Kim Basinger, hermana de su paciente Uma Thurman. El problema es que la Basinger está casada con el violento Eric Roberts y en un ataque de ira lo termina asesinando con una pesa. Un homenaje al cine de Alfred Hitchcock plagado de giros inesperados. Una lástima haber perdido de vista los nuevos trabajos de Joanu. Para redescubrirlo.



08. El Cartero Llama Dos Veces: En 1946, Tay Garnett dirigió la primera versión del libro de Jamen M. Cain, con Lana Turner como la sensual Cora, mujer que decide asesinar a su esposo Nick Smith (Cecil Kellaway) con la ayuda de su amante y empleado de Smith, Frank Chambers (John Garfield). Cine negro puro y uno de los títulos más representativos del género. En 1981, Bob Rafelson dirigió una segunda versión, brillante y carnal, con Jessica Lange como la ahora sexual Cora y Jack Nicholson como Frank. La película se convirtió en un éxito, reactualizando la historia y dotándola de un candente erotismo. La escena del primer encuentro sexual entre Nicholson y Lange en la cocina ha pasado a la historia.



07. Match Point: En “Match Point”, Woody Allen sólo dirige y aunque la historia es bastante parecida a “Crímenes y Pecados” (citada más adelante), el talento del director neoyorkino sabe como entregarnos una nueva obra maestra. Jonathan Rhys Meyer es un instructor de tennis que se casa con la multimillonaria y conservadora Emily Mortimer. Ella le permite un futuro estable, social y económicamente hablando. La parte pasional la encuentra en Scarlett Johansson, con quien vive un intenso romance. El problema es que Scarlett le exige exclusividad, si no revelará la verdad a su esposa. Ya sabemos lo que le pasa.



06. Star 80: Bob Fosse (“Cabaret”, “Lenny”, “All That Jazz”) es uno de los directores que más admiro y “Star 80” fue su última película. La cinta narra la historia real de la conejita Playboy, Dorothy Stratten (Mariel Hemingway), asesinada por su enloquecido y celoso esposo Paul Snider (Eric Roberts). Una película con grandes momentos (la escena del asesinato es sobrecogedora) y una muestra del talento de Fossé.



05. Sospecha: Como buen maestro del suspenso, el gran Hitchcock mostro varios crímenes o intentos de asesinatos pasionales (“Vértigo”, “Extraños en un Tren”, “La Llamada Fatal”). En realidad podríamos hacer una lista sólo de películas de Hitchcock que involucren este tema. De todas ellas escojo “Sospecha” porque su argumento me parece perfecto con el tema de la lista: Joan Fontaine se casa con el elegante caballero Cary Grant. No pasa mucho tiempo y ella empieza a sospechar que su marido la quiere asesinar. Hitchcock se las arregla para que el espectador también desconfíe y Cary Grant colabora en eso con una actuación tan ambigua como brillante. Joan Fontaine ganó el Oscar por su papel de la mujer trastornada con la idea de convertirse en víctima. Una obra maestra.



04. Double Indemnity: Nuevamente los amantes queriendo deshacerse del marido. Esta vez son Neff (Fred MacMurray) y Phyllis (Barbara Stanwyck), quienes planean el crimen perfecto. No sólo se trata de asesinar al esposo, si no también de cobrar la indemnización, la cual sería doble si muere en un tren. El gran Billy Wilder nos introduce en un espiral de engaños y situaciones intensas, en donde dos personas aparentemente comunes se encuentran con lo peor de sí mismos. Edgard G. Robinson es Barton, el jefe y consejero de Neff, quien además estará a cargo de la investigación. Una joya del cine.



03. Crímenes y Pecados: Woody Allen realizó dos películas notables sobre el mismo tema. Primero fue “Crímenes y Pecados” donde el prestigioso oculista Martin Landau tiene una vida aparentemente afortunada. Es un profesional reconocido y tiene una familia absolutamente sólida. Sin embargo, esconde un secreto: una amante. La interpreta la notable y enloquecida Angelica Huston, quien exige al doctor que ponga fin a su matrimonio y se vaya a vivir con ella. Atrapado ante el chantaje, el desesperado hombre decide asesinarla. Landau fue nominado al Oscar. Woody Allen (también nominado como director y guionista) actúa como protagonista del segundo hilo argumental, bastante más ligado a la comedia, pero igualmente genial.



02. Prick Up Your Ears: Uno de los primeros y más admirados trabajos de Stephen Frears (“Relaciones Peligrosas”, “Héroe Accidental”, “Alta Fidelidad”, “La Reina”). Narra la vida y muerte del escritor británico Joe Orton, quien con un talento innato logra destacar sobre su pareja y casi mentor, el aplicado Kenneth Halliwell. Los celos profesionales y pasionales provocan finalmente el asesinato del prolífico y libertino Orton a manos de su amante. Gary Oldman (el “Drácula” de Coppola) es el encargado de interpretar al exitoso escritor mientras que Alfred Molina (el Octopus de “Spiderman 2”) es su infortunado compañero. Actuaciones brillantes, que incluyen la aparición de Vanesa Redgrave en esta impresionante película.



01. Sunset Boulevard: Definitivamente algo anda mal en la cabeza de Norma Desmond, una ex estrella del cine mudo que contrata al guionista Joe Gillis para que reescriba su guión de Salomé, su supuesto glorioso retorno al cine. Gillis, un escritor venido a menos, acepta y le sigue el juego a la estrella en decadencia. Tanto que ella se enamora. El problema es que él está interesado en la joven Bettie Shaefer. Norma no puede tolerar la supuesta traición y antes de que Joe la abandone a su suerte, con el guión a medio camino, prefiere dejarlo flotando en la piscina. Una obra maestra absoluta protagonizada por William Holden (Joe), Gloria Swanson (Norma) y Nancy Olson (Betty). Además el genial director Erich Von Stroheim interpreta al mayordomo de la Sra. Desmond y Buster Keaton, Cecil B. DeMille y la columnista Hedda Hooper aparecen en breves cameos. El director es el gran Billy Wilder, uno de los más grandes artistas que ha dado el cine, director de “Double Indemnity”, “Una Eva y Dos Adanes”, “El Apartamento”, entre muchas otras obras maestras.

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SOUNDTRACK DE LA SEMANA: WHEN THE GOING GETS TOUGH, THE TOUGH GETS GOING - BILLY OCEAN



Cuando Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny De Vito ya eran estrellas se reunieron por segunda vez para la filmar la secuela de su éxito "Romancing The Stone". Ambas películas seguían las aventuras del audaz Jack Colton (Douglas), suerte de Indiana Jones moderno enamorado de la escritora Joan Wilder (Turner), y usualmente enfrentado al ladronzuelo Ralph (DeVito), quien finalmente terminaba ayudándolo.

La segunda entrega se tituló "La Joya del Nilo" y en ella Billy Ocean, cantante muy de moda en los años ochenta gracias a temas como "Caribbean Queen", "Loverboy" y "Suddenly", puso la voz a la canción principal que tenía un título bastante largo: "When the Going Gets Tough, The Tough Gets Going". Una divertida canción que tuvo un video que me llamó mucho la atención.

El concepto era bastante sencillo: Billy Ocean cantaba acompañado de una gran banda (que simulaba el concepto de las big bands). A un lado del escenario, y eso era lo realmente entretenido, Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito aparecían bailando y cantando, perfectamente vestidos de blanco, convertidos en el coro.

Repito, en ese momento todos eran figuras estelares y bastante respetadas, que se prestaron gustosos a la broma y, obviamente, a la promoción de la película. Aquí está el video de Billy Ocean con sus tres invitados estelares: Douglas, ganador del Oscar como actor y productor, Danny De Vito, nominado como productor, y Kathleen Turner nominada como actriz. Una lección de que no hay que tomarse tan en serio eso de la fama y el estrellato.
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GOLPE AVISA


Uno de los recuerdos más delirantes e hilarantes de mi adolescencia tiene que ver, aunque parezca extraño, con el golpe que un amigo le propinó a una mujer. De hecho hasta ahora me es difícil contener la risa cada vez que me acuerdo. Y no es que sea sádico o disfrute de maltratar mujeres. Nada de eso.

Sucede que hace varios años, un fin de semana que descansábamos del rigor del colegio, salimos con Roberto, gran compañero de aventuras adolescentes hoy radicado en los Estados Unidos, entusiasmado de conocer a una chica que nos iba a presentar mi buena amiga Ángela. Al igual que yo, Ángela estudiaba en La Recoleta y era una de las mejores amigas de Gisela, mi más tortuoso amor de colegio. Desde Tercer Año de Secundaria estuve silencioso detrás de Gisela. La verdad nunca me mandé. Presiento que ella sabía perfectamente lo que sentía y hasta ahora debe preguntarse porqué no me declaré. La respuesta es muy simple: timidez que ni siquiera pude vencer durante mi fiesta de Pre Prom, en la cual Gisela fue mi pareja.

Probablemente Ángela tampoco entendía como cada mes me auto flagelaba pensando en su amiga. Y como suele suceder, mientras la adoración a Gisela disminuía mes tras mes (o quizás año tras año), mi amistad con Ángela se afianzaba. Alguna vez se la presenté a Roberto, quien hasta hizo el intento de enamorarla. No era para menos, Ángela es una bella mujer en todos los sentidos. Tenía un hermoso rostro, dulce y tierno. Además poseía una inteligencia y carisma que permitía intensas y divertidas conversaciones.

Ese fin de semana habíamos acordado salir. No recuerdo bien cuales eran los planes, pero el hecho es que nos encontramos en el Centro Comercial Higuereta. Llegó no con una sino con dos amigas, no muy agraciadas para ser franco, lo que resultó un problema. No por lo poco agraciadas de las dos chicas, sino porque Roberto y yo no sabíamos como lidiar con una salida con tres chicas. Siempre fuimos unos galantes caballeros que corríamos con los gastos de nuestras invitadas. Pero ahora que eran tres ¿qué hacíamos? Si íbamos al cine ¿cómo nos dividíamos las entradas? ¿Quién invitaba a quién? Lo mismo en una heladería, sanguchería o restaurante.

Decidimos pasear mientras pensábamos en algo, pero el Centro Comercial, digamos, no era un emporio de divertimento. Ángela no parecía estar incómoda, tenía la suficiente personalidad como para seguirnos el juego. Mientras, sus amigas se distanciaban y demostraban que además de poco agraciadas no eran muy carismáticas que digamos. Con Ángela no había necesidad de ir a algún lugar, con ella siempre había algo de qué conversar.

Finalmente luego de dar vueltas por unas horas nos sentamos en las escaleras del Centro Comercial. Yo estaba parado en los primeros escalones conversando. Ángela estaba a mi lado y un poco más arriba Roberto contribuía en la charla. Sentadas algunas gradas más arriba estaban las amigas. No colaboraban mucho en la conversación, pero allí estaban. De vez en cuando cuchicheaban entre ellas y poco a poco la situación se torno un poco incómoda. No había química.

Por alguna extraña razón, pronto mi conversación sólo era con Ángela. Roberto se había quedado callado. Yo lo miraba de reojo extrañado y hasta pensé que se había molestado por algo que dije. De repente aún sentía algo por Ángela y pensaba que yo lo estaba atrasando. Me pareció extraño. Lo cierto es que por varios minutos Roberto permaneció en silencio. Se apoyaba en el pasamano de la escalera y lucía incómodo. Pasaron los minutos. Las chicas hablaban entre ellas y yo intervenía de vez en cuando. Pero no tenía ningún apoyo. Era momento de cambiar de escenario y aprovechar un descuido de las chicas para reclamarle a mi amigo por su sepulcral silencio. Roberto sonreía, pero no se movía. Se mantenía agarrado del pasamano como si se tratará de un preciado bien. Le insistí para ir a tomar algo. Teníamos sed. Nada. Finalmente Ángela insistió y entonces lo más inesperado sucedió:

El brazo de Roberto dejó de sujetar el pasamano y ferozmente arremetió contra el rostro de una de las amigas que, recordemos, estaba sentada unas gradas más arriba. Un manotazo en la cara que resonó en todo el Centro Comercial. Porque no estoy hablando de un golpecito o un simple lapo. Fue un manazo que tumbó a la pobre chica hacia un lado de las escaleras. Ángela y su otra amiga no entendían nada. Estaban desencajadas. Yo, en cambio, no pude contener la carcajada. Lo extraño de la actitud de Roberto me había hecho estar atento a sus acciones, por lo que me di cuenta inmediatamente de lo que había sucedido.

Hagamos un breve flashback para explicarlo todo. Roberto estaba muy tranquilo conversando. Nada indicaba algún malestar en él. Mientras conversaba metía su dedo índice en un pequeño agujero que había encontrado en el pasamano. Lo metía y lo sacaba, lo metía y lo sacaba. Una y otra vez, casi involuntariamente mientras conversaba. De repente se quedó callado. No hablaba. Pronto lucía incómodo.

Yo seguía conversando y no me percataba de lo que sucedía. Cuando Ángela insistió en tomar algo, observé que Roberto sudaba frío. Algo andaba mal. Luego de mucho jugueteo, su dedo se había quedado atascado en el agujerito. Su índice estaba atrapado. Habían pasado varios minutos y todos los intentos por liberarlo habían sido inútiles. La desesperación se apoderaba de Roberto. Probablemente imaginaba a Ángela aceitándole el dedo o a todos jalándolo al grito de ¡uno… dos… y tres!… o quizás hasta se veía dentro de una ambulancia con un pedazo de pasamano a su lado. ¿Quién sabe? Sea como sea, tener atrapado un dedo en un minúsculo e intrascendente agujerito era a todas luces sinónimo de un papelón.

A esa edad, lo principal era evitar la vergüenza. Sobre todo si estas frente a tres chicas. Por eso entiendo la decisión de Roberto de sortear el bochorno. Así, asolapadamente concentró toda su energía en su brazo. Entonces dio un gran tirón. Le puso mucha energía, quizás demasiada, y pronto su índice volvió a sentirse libre. Seguramente Roberto esbozo una sonrisa al ver su dedo liberado. Una sonrisa que debe haber durado menos de un segundo, pues su brazo salió incontrolablemente disparado directo hacia el rostro de una de las chicas, quien enfrascada en una charla tan amena como superflua, no llegó a adivinar el descontrolado golpe que se acercaba. La inesperada mano de Roberto terminó, de lleno y sin nada que la detenga, en el distraído rostro de la chica. Parafraseando a la serie Batman: ¡Swack! ¡Pum! ¡Kaboom!, y la joven yacía tumbada en el suelo, adolorida y sin saber que había sucedido. Ángela y su suertuda amiga (por haber escogido una mejor ubicación) trataban de ayudarla sin entender.

Pese al tiempo transcurrido, yo recuerdo la escena como si fuera ayer y quizás por eso hasta hoy la risa se me hace incontrolable. Recuerdo claramente el golpe y la posterior reacción de Roberto, tratando de dar explicaciones: “Disculpa, es que mi dedo estaba atracado en el huequito”. Difícil contener la risa. Es cierto, a la afectada no le debió causar gracia (aunque el tiempo se encarga de sanar heridas), pero la verdad es que yo tuve que esconderme debajo de las escaleras para literalmente llorar de risa. Por más que Roberto me suplicaba que dejara de reír, las risueñas convulsiones que me provocaba (o más bien me provoca) la frase “Disculpa, es que mi dedo estaba atracado en el huequito” fueron simplemente incontrolables. De hecho se prolongaron algunas horas más (y meses… y años… y décadas). Es más, presiento que más que el golpe, fue esa incontrolable risa la que dio por finalizada nuestra reunión con las chicas.

Nunca más supe de las amigas, pero espero que el golpe no haya dejado huella. A Ángela me la encontré hace ya varios años en San Borja. Yo recién llegaba de Chile y hacía taxi para juntar un poco de dinero. Siempre caballero, no le cobré. En cuanto a Roberto viene de vez en cuando a Lima. Hace un par de años estuvo por mi casa e inmediatamente recordamos el hecho. Me imagino que es difícil borrar una situación así. Lo bueno es que ahora él tampoco puede contener la risa.

Foto 1: Chica Terremoto: Los ganadores del Oscar, el maestro Clint Eastwood y la bella Hillary Swank en "Million Dollar Baby", una extraordinaria película en la que Eastwood enseña a Swank como esquivar algunos golpes.

Foto 2: Jugueteando: Anónimos amigos jugando a la peleita. Al menos la coreografía está bien planteada.
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THE ROLLING STONES SEGUN SCORSESE



No es la primera vez que se realiza un documental sobre los Rolling Stones. De hecho varios conciertos de la banda han sido inmortalizados en películas como "Let's Spend the Night Together" o "Gimme Shelter", por mencionar dos míticos títulos. Sin embargo, "Shine a Light", nombre del nuevo documental sobre la legendaria banda, tiene algo muy especial que la diferencia de otras películas sobre los Stones.

Basta mencionar un nombre, o más bien un apellido: Scorsese. Así es, luego de ganar el Oscar con "Los Infiltrados", Scorsese se dedicó este último año a finalizar esta película, con la que vuelve a una de sus más grandes pasiones: el rock and roll.

Ya en 1978, el director neoyorkino dirigió "The Last Waltz", cinta que captaba el último concierto de The Band, grupo de su amigo Robbie Robertson, y en la que aparecían como invitados cantantes como Eric Clapton, Neil Diamond, Bob Dylan, entre otros. Posteriormente en el 2005, un año después de "El Aviador", dirigió "No Direction Home", película que se acercaba a la vida de Bob Dylan a través de una serie de reveladoras imágenes de archivo.

Ahora "Shine a Light" capta lo sucedido delante y detrás del escenario de dos recitales ofrecidos por los Stones en el teatro Beacon de la ciudad de Nueva York durante el otoño del 2006 y como parte de su la gira "A Bigger Bang".

La película se estrena a fines de este año y en ella participa un talento pocas veces reunido detrás de cámaras: El director de fotografía, ganador del Oscar, Robert Richardson ("El Aviador" y "JFK") supervisó un equipo de camarógrafos y fotógrafos que incluyen a los también ganadores del Oscar John Toll ("El Último Samurai", "Corazón Valiente") y Andrew Lesnie ("El Señor de los Anillos", "King Kong") y a los nominados al Oscar, Stuart Dryburgh ("El Piano"), Robert Elswit ("Magnolia," "Buenas Noches y Buena Suerte"), Emmanuel Lubezki ("Sleepy Hollow") y Ellen Kuras ("Eterno Resplandor de una Mente Sin Recuerdos"). Mick Jagger es además productor de la película y el resto de la banda, Keith Richard, Ron Wood y Charlie Watts, aparecen como productores ejecutivos.

Un esperado documental que intenta capturar, no sólo lo mejor de dos conciertos, si no también el legado de The Rolling Stones en la historia de la música. Aquí el primer trailer de esta película que esperamos ver muy pronto en Lima. Ojalá llegue.
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"Para mi, el cine son cuatrocientas butacas que llenar". (Alfred Hitchcock)

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