Mal Gusto


Lamentable que alguien interfiera en un blog, que es una simple tribuna para que cualquiera opine, demuestra la gran intolerancia que existe entre nosotros. Y lo digo porque ayer publiqué la nota ¡Achica Precio!, colocando como ilustración un dibujo de un boleto de cine.

Grande ha sido mi sorpresa al percatarme que la foto fue cambiada por una de muy mal gusto. En realidad, me sorprende y no comprendo como algo así puede suceder, tomando en cuenta para interferir en un blog ajeno el infiltrado debe saber la clave del usuario.

Mis hijos que comentan que hay quienes saben hackear tu mail y logran, de alguna manera, conseguir las claves secretas. Es una lástima que esto suceda.

Pido disculpas a quienes hayan visto la espantosa foto , la cual quiero aclarar enfáticamente no fue publicada por mi. Esperemos que no vuelva a ocurrir y que esta ingrata experiencia no se repita en otros blogs. Un abrazo a todos.

Foto: Paz y amor: Delirante afiche de la película Mal Gusto en su versión censurada para el mercado norteamericano, con el marciano con dos dedos levantados en vez de uno y con un anillo de matrimonio. Con todo, resulta de mejor gusto que la foto que un tarado publicó sorpresivamente en mi artículo anterior.
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¡ACHICA PRECIO!


Como espectador siempre he celebrado los martes a mitad de precio. Los cines suelen llenarse con cinéfilos que abaratan sus costos. En mi caso, con una familia tan numerosa y cinéfila en su mayoría (mi esposa y mis hijos Sandro y Macarena no se pierden una y siempre cabe la posibilidad de que Alain y Mikella se acoplen) es un día perfecto para ahorrar y que el presupuesto familiar no crezca de manera exorbitante.

Sin embargo, en su lucha por combatir la piratería, los exhibidores y la propia Indecopi, no han encontrado mejor ofensiva que bajar los precios arbitrariamente y de manera alarmante. Y alarmante no para los espectadores, quienes siempre agradecen las buenas ofertas, sino para quienes queremos hacer del cine nuestra forma de vida.

Los domingos de marzo la segunda entrada a 2 soles, los miércoles mitad de precio con tu tarjeta Ripley, tu entrada a 2.50 por la compra de 20 soles en farmacia BTL, junta tus cinco stickers y gana una entrada a 3 soles, etc, etc…

Ahora un cinéfilo avispado puede acudir al cine y pagar una tarifa menor cualquier día. Eso, en primer lugar, ha hecho que el día martes pierda total fortaleza. Hasta hace unos años, muchos de nosotros separábamos ese día para ir al cine. El resultado: cines plagados de gente haciendo cola para ver una película.

Hoy por hoy, si el martes no puedes, siempre estará el lunes, miércoles, jueves y hasta el viernes para pagar menos. Es decir, la oferta se ha extendido de tal forma que es difícil no encontrar alternativa.

Dirán que eso ha incrementado la asistencia al cine, lo que en mi modesto entender es absolutamente falso. Los sábados y domingos siguen siendo días concurridos (sobre todo el sábado), lo que indica que hay personas que están dispuestos a pagar su entrada normal, sin importar el día.

Dirán que bajar el precio intenta contrarrestar la piratería. Pero ¿alguien en su sano juicio puede creer que esto se esté logrando? Finalmente dirán que cada cine tiene la opción de hacer la oferta que le venga en gana, pues es su negocio y no debe ser regulado.

Y allí entramos a un tema interesante. Es cierto, los cines y exhibidores son entidades privadas que supuestamente pueden hacer lo que quieran con su negocio. Sin embargo, quién protege a los productores nacionales que ven mermadas sus ya de por si escasas ganancias (los impuestos municipales siguen siendo un despropósito) por estas ofertas, la cuales ni siquiera son consultadas.

Voy a tratar de explicar mi posición con un ejemplo. Imaginemos que tenemos una sanguchería. En nuestro afán por tener más clientela decidimos que los martes los sanguches serán vendidos a mitad de precio. Estamos en nuestro derecho ¿cierto? Es nuestra estrategia de marketing para conquistar mayor clientela y por lo tanto es nuestro riesgo. Somos nosotros quienes nos veremos afectados o beneficiados por este impulso del 2x1.

Todo bien hasta allí, es lo normal. Pero que pasaría si vendemos los sanguches a mitad de precio y cuando nos vienen a cobrar el pan, el jamón, el chorizo, el pavo, etc etc, nosotros como propietario del local y empresarios independientes decidimos sólo pagar la mitad del costo de los insumos. No creo que Braedt, Productos Razzeto o San Fernando estén de acuerdo con esta decisión.

Pues bien, esto es lo que hacen los cines. Supuestamente los días Ripley benefician al cine, pues se trata de una especie de canje publicitario que le brinda tráfico de gente a la sala y a la tienda. Lo mismo con las ofertas de botica BTL o algún diario. Igual sucede con las entradas que regalan programas de televisión o espacios radiales. Se tratan de canjes publicitarios con los cines, mas no con los dueños de las películas.

Teniendo esto en cuenta: ¿Porqué tengo que pagar o ser parte de ese canje? ¿Porqué, si no tengo ningún beneficio, tengo que rebajar el precio de mi producto? A mi parecer es injusto y lo peor es que ahora lo hacen avalados por Indecopi.

Finalmente el porcentaje de ganancia para el dueño de la película, que supuestamente y según algunos alegres cálculos debería ser de un promedio de 0.80 centavos de dólar por entrada, queda reducido a poco más de la mitad. Todo debido a las ofertas, regalos, canjes y demás.

Si se ponen a pensar, es raro que una película peruana se estrene y que sea pirateada inmediatamente. Pasan meses para que esto suceda. Los productores toman las medidas necesarias y lo evitan, lo cual es un logro absolutamente independiente a cualquier campaña de Indecopi. Esto permite que la película peruana corra sin la competencia de la copia pirata. Así su permanencia en salas depende de la negociación, en ocasiones nula y floja, de un distribuidor, lo que es otro tema a tratar.

Es cierto que la piratería no deja de afectar al cine nacional, pero quienes inmediatamente se ven golpeados son las películas extranjeras, las que compiten directamente con su versión pirata a la venta, incluso una semana antes de su estreno. De venta en una esquina muy cerca de tu casa.

Comparto la idea de que se debe luchar contra piratería, sin embargo ésta debería optar por métodos que finalmente no afecten la ganancia de quienes se arriesgan a hacer cine. Finalmente, los métodos de Indecopi y de los exhibidores van en contra de los cineastas peruanos y por ende del cine peruano.

Si Indecopi quiere que la ley prevalezca, pues que otorgue un tiempo prudencial a los ambulantes e informales, aquellos que venden piratería en quioscos y avenidas, a cambiar de rubro. Atacar a los minoristas y evitar que todos tengan la posibilidad de adquirir películas en cualquier esquina. Esto seguramente haría menos sencillo adquirir películas piratas. Ya el muy fanático tendrá que darse el trote hasta Polvos Azules o El Hueco para comprar sus películas clásicas o caletas. La solución es bastante sencilla.

Por su parte, los cines tienen todo el derecho de hacer sus canjes y ofertas, pero conciliar y ponerse de acuerdo sería ideal y respetuoso. Una regulación con respecto a este tema sería aún mejor. Y en ese aspecto el Conacine tiene una responsabilidad adquirida. Por algo entre sus miembros hay productores, exhibidores e incluso distribuidores.


Seguramente habrá una fuerte resistencia de los exhibidores. Es comprensible, pero también lo es que la mayor ganancia de un cine en el mundo, y por ende debe serlo también en el Perú, no está dada por la entrada. La entrada lo que da es tráfico, lo que para cualquier tienda comercial es primordial. La verdadera ganancia está, aunque no lo crean, en la venta de gaseosas, chocolates, sanguches y canchitas o pop corn (el precio del insumo es ridículo en comparación con lo alto de su precio en los cines, algo que amerita un nuevo artículo).

Quizás las ofertas de los cines deberían estar enfocadas más a la chocolatería. Con tu tarjeta Ripley tienes un combo de 10 soles, los miércoles paga tu entrada y llévate una gaseosa. Los jueves sería el día del pop corn y con tu entrada te llevas una canchita grande. Al juntar tus cinco stickers, te llevas un pan con hot dog. Una perfecta alianza con un distribuidor o productor sería: compra tu entrada para una película específica y llévate tu polo, gorrita o sticker de esa película.

La pregunta es ¿porqué a nadie se le ha ocurrido hacer esto? ¿porqué la oferta de polos y merchandising está ligada a la chocolatería, como negocio aparte? ¿porqué las ofertas de los cines no suelen tocar las ganancias de la chocolatería o simplemente al pop corn?

Nosotros los cineastas y productores nos sacrificamos de buena gana los martes, pues que los exhibidores lo hagan los otros días. Hay formas de ganar mercado sin afectar la ganancia de otros. Ojala se haga algo.

Foto 1: Entrada gratis: Los cines como empresas privadas podrían darse el lujo de regalar sus entradas. Si fuera así los cineastas arbitrariamente se quedarían sin ingresos.

Foto 2: Dos por uno: ¿Los insumos también serán rebajados a la mitad?

Foto 3: Como cancha: Según muchos, la verdadera ganancia de los cines está en la venta de pop corn y diversas viandas en la chocolatería de los cines.

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"Para mi, el cine son cuatrocientas butacas que llenar". (Alfred Hitchcock)

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