Hay que decirlo, fue inevitable saltar de alegría al escuchar el nombre de Martin Scorsese como ganador del Oscar como mejor director. Provocaba aplaudir, gritar y hacer hurras por Martin. ¡Al fin!, se dijo el realizador neoyorkino al escuchar su nombre y nosotros, y probablemente millones de espectadores en sus casas, pensamos lo mismo. Sin duda fue el gran momento de una noche extremadamente larga y aburrida, con un par de traductores que en su afán por traducir "todo" terminaron por opacar aún más la ceremonio, sin siquiera permitir escuchar los cortos presentados.
En un primer instante pensé que sería una noche de sorpresas. Y claro, las hubieron, aunque en los apartados de siempre. En actores secundario él triunfo de Alan Arkin provocó que el favorito Eddie Murphy se retirara del evento. Se picó. Mientras, los pingüinos de Happy Feet le arrebataron el premio a los vehículos de Cars. Es verdad, Happy Feet no era mi favorita, pero igual me dio gusto ver al realizador australiano George Miller, director de la extraordinaria Babe 2 (Babe: Pig in the City, 1998), Un Milagro Para Lorenzo (Lorenzo´s Oil, 1992) y, aunque no lo crean, la violenta trilogía de Mad Max (Mad Max, 1979 / Mad Max 2: Road Warrior, 1981 / Mad Max: Beyond Thunderdome, 1985), alzarse con el premio.
En película extranjera la alemana La Vida de los Otros le arrebató el premio a El Laberinto del Fauno, la cual se llevó tres premios. Matemáticamente hablando, como diría algún comentarista deportivo, es algo que le convenía a la Academia. La película del mexicano Guillermo Del Toro tenía todos los méritos para llevarse más premios. Sin embargo, de ganar uno más habría empatado y probablemente opacado en cierta forma a la gran ganadora de la noche: Los Infiltrados.
Esto nos indica que el Oscar además de un gran show, es un juego previamente arreglado. Donde las fichas se mueven a la perfección con tal de levantar una película, un actor o un director. Claro, este año es imposible renegar de este arreglo, pues el gran vencedor fue Martin Scorsese, quien con una carrera impecable ya se merecía el homenaje.
En todo caso, eso no evitó el aire extraño al escuchar el anuncio de la mejor película. A esas alturas de la ceremonia pensé que más posibilidades tenía Little Miss Sunshine. Sin embargo, que Los Infiltrados ganara me pareció sorpresivo. Y no por que no sea una gran película, si no por que se trata de un remake, realizado a imagen y semejanza de la película que la inspira: Asuntos Infernales (Infernal Affairs, 2002).
Es cierto, en muchos aspectos la puesta en escena de Scorsese despunta por su increíble banda sonora, sus excitantes movimientos de cámara y los notables diálogos del ganador del Oscar, William Monaham. Pero ojo, eso no quiere decir que Los Infiltrados se desprenda absolutamente del original. Por el contrario imita situaciones y locaciones que se ven en Asuntos Infernales. Algunos dirán que lo bueno se copia, pero que Scorsese lo haga es absolutamente extraño.
Lo mencioné anteriormente, las sorpresas de Los Infiltrados terminan si has visto previamente Asuntos Infernales. Teniendo en cuenta que se trata de una cinta bastante reciente y plagada de giros, el conocer la cinta hongkonesa merma, de alguna manera, el interés y la originalidad de la americana. Es cierto, y no se trata de descalificar el premio de Los Infiltrados, un remake puede pretender ser respetuoso a la idea original, pero como Sui Fai Mak, uno de los directores de la versión hongkonesa, ha confesado recientemente, si Scorsese está ha cargo del proyecto, uno espera una reinvención de la historia y no sólo una re ambientación en las calles de Boston. Mak además menciona que su decepción principal es que los giros originales se respetan al pie de la letra y que sólo el final (el cual prefiero no revelar por si alguien aún no la ha visto) es lo único que varía. En todo caso, comenta que el desenlace de Los Infiltrados afecta el simbolismo buscado en el film original. En lo personal, esta última opinión me parece exagerada, pues la toma final de la cinta de Scorsese es uno de los mayores aportes del director neoyorkino al relato. Sin embargo, no deja de ser interesante y oportuno saber lo que opina el creador de la historia.
Particularmente creo que ambas películas son magníficas. Sin embargo, es raro que una fiel versión americana de una cinta extranjera, no reconocida anteriormente por la Academia, se convierta en la mejor película del año. Pero bueno son cosas del Oscar y como ya mencioné acá lo principal es que Scorsese ya tiene su Oscar y que está dispuesto a continuar en carrera.
Por lo pronto ya se anuncian tres proyectos inmediatos: The Rise of Theodore Roosevelt (2008), nuevamente con Leonardo DiCaprio esta vez interpretando al presidente Roosevelt, Silence (2008), sobre dos sacerdotes jesuitas que viajan al Japón del siglo XVII en pleno régimen del Shogun, y Long Play, sobre dos amigos profesionales del mundo de la música que ven pasar el tiempo y el cambio de tendencias frente a sus ojos. Esta última estará producida nada menos que por Mick Jagger. Esperemos más novedades de uno de los grandes.
Foto 1: Buenos Muchachos: Francis Ford Coppola, Steven Spielberg y George Lucas le entregan el Oscar a mejor director al maestro Martin Scorsese. ¡Al Fin!
Foto 2: We are the Champions: Mark Whalberg y Leonardo DiCaprio entre otros celebran el triunfo de Scorsese y de su película Los Infiltrados.
Foto 3: ¿Copias exactas?: Asuntos Infernales, cinta proveniente de Hong Kong ignorada por el Oscar y que sirve de inspiración a Los Infiltrados.
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Sorpresas, Matemáticas y Scorsese
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