Recientemente un crítico, joven y mozuelo, ironizaba espantado sobre el hecho de que algunos blogs de cines no hablaban exclusicamente de cine. ¿Cómo era esto posible? Si has decidido introducirte en el sagrado mundo del séptimo arte, como osas hablar de otra cosa. Con un sorprendente sarcasmo, que ya quisieran tener otros de sus colegas, el jovenzuelo daba el resultado de un partido de fútbol haciendo sorna del blog La Cinefilia No Es Patriota y de su autor Fernando Vílchez. ¡Oh qué casualidad! Se trata de un blog colocado en la otra trinchera. Es decir, con ideas distinta a las del joven crítico y a las de su papi.
Y no es que tenga algo a favor del blog en cuestión. De hecho han criticado mi película “Talk Show” (felizmente los artículos que lo hacían eran indescifrables), pero además dos de sus críticos han sido expuestos en delirantes videos por este cabeza hueca. Lo que realmente me parece sorprende es el saber que son muchos los que se han creído el cuento de que son propietarios absolutos del cine peruano y de todo lo que gire en torno a éste.
Me llama la atención esa cultivada intolerancia que contagia a todos quienes tienen la posibilidad de opinar y que no es privilegio exclusivo de la crítica de cine. En realidad lo vemos todos lo días en diversos diarios, con periodistas comentando con desdén los logros de ciertos artistas.
Para muestra un botón: Hoy (jueves 18 de mayo del 2007) en Peru21 una de las noticias era que Christian Meier se había convertido en el engreído de Telemundo, pues había sido convocado para protagonizar la nueva producción de ese canal. En lugar de resaltar los logros del actor gracias al enorme éxito de “El Zorro” en muchos países, lo que apunta la columna es lo mal que le fue a la telenovela en Perú y Colombia. Puede que en el resto de países haya funcionado y por eso Telemundo, una empresa sólida y siempre en busca de utilidades, lo contrató. Pero lo importante para el diario peruano es resaltar lo negativo del asunto. Recordarlo. Restregarlo. Todos los peruanos deben fracasar en algún lado y eso hay que recordarlo siempre. ¿Los hará sentirse mejor?
Lo mismo sucede con una pequeña declaración de Vanessa Saba, quien afirma que se siente tranquila pues mucha gente le comenta que le gustó “Mi Problema con las Mujeres” (a mi también me gusto, Vanessa… y te confieso que mucho). El diario, supuestamente uno de los más serios, termina burlándose, afirmando con ironía que siempre está la familia para levantar el ánimo.
El problema es ese facilismo que rige a nuestra prensa desde hace varios años. Mucho Rating = Éxito / Poco Rating = Fracaso. La intolerancia viene asociada con algo de flojera, con una falta de verdadero espíritu periodístico y con muchas ganas de joder. ¿Es tan difícil que un periodista de espectáculo brinde su opinión, ajeno a lo que digan los numeritos del rating?
Claro, como en todo hay grandes excepciones, pero a quien le quepa el guante que se lo chante. Digo yo, ¿qué pasaría si midiéramos la calidad de algunos diarios y revistas por el número de lectoría? Muchos pagarían pato ¿cierto?
Pero volvamos al precoz crítico. No me extraña la intolerancia. Tampoco los deseos de destruir a la tribuna opuesta (sigamos con las analogías futboleras). Es extraño no tolerar un blog, cuando su finalidad es dar la posibilidad a que cualquiera escriba lo que se le venga en gana. No hay límites. Pertenecen a sus autores, sólo a ellos y son ellos los responsables. Nadie en su sano juicio puede decidir o criticar que se escribe en un blog. Se supone que, hasta donde entiendo, el ciberespacio brinda esa posibilidad. Puede ser bueno o malo, pero ¿puede un muchachito delimitar las reglas del juego donde no existen?
La crítica en el Perú y el periodismo de espectáculos, en su mayoría, no respetan. Es el poder de las palabras lo que infla la vanidad. Escribir desde una trinchera mucho más culturosa, y avalada por una universidad o familia de diarios, otorga importancia. Se siente bien, lo he vivido. Pero ojo, todo es efímero. Es preferible divertirse y no tratar de destruir todo lo que se ponga delante. El poder si no lo sabes utilizar te convierte en una especie de científico loco incapaz de controlar tus obras. Sus crueles frases e ironías son las armas con las que cuentan. Son seguidores de Cerebro y ningunean al resto como a Pinky. Definitivamente “quieren conquistar el mundo”.
Foto 1: Obra maestra: David W. Griffith dirigió en 1916 la súper producción "Intolerancia", cinta muda que muchos deberían revisar no sólo por sus atributos fílmicos sino por su mensaje.
Foto 2: Pena de Muerte: Cerebro se lamenta y condena a Pinky. Muchos siguen sus pasos.
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¡INTOLERANCIA!
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