Una furibunda crítica en la revista Caretas sorprendió a muchos amigos y colegas. Me decían que había sido escrita con el hígado. Que el crítico parecía estar ofendido porque un periodista de diarios de nivel y un buen cinéfilo haya hecho una comedia como Talk Show. La compara peyorativamente con la serie Así es la Vida, como si parecerse a ella fuera un tremendo pecado. Confieso que esa no fue mi intención, pero declaro mi profundo respeto por quienes realizan esta exitosa serie. Me pregunto si elevados críticos como el de Caretas tienen tiempo para seguir Así es la Vida o si han logrado percatarse de lo rescatable que es que una serie familiar de sus características ocupe los primeros lugares de sintonía. Trabajo para muchos actores y técnicos. Me imagino que no se dan cuenta a quien está dirigida esta serie. Así es la Vida no está a su altura y Talk Show tampoco. El crítico afirma que la serie y por ende la película son productos mononeuronales.
Eso es lo que realmente me sorprende: los insultos asolapados del sr. crítico. Realmente está enojado. Compara el guión y sus personajes con un libro de Coquito, habla de la estupenda película chilena En la Cama, como si alguien buscara parecerse a ella. Afirma que se ha pirateado a Woody Allen y otras sandeces más. Finalmente se apresura en afirmar que yo después de Talk Show tengo el cuajo de hablar del Estado y de la Ley de Cine, algo que no he hecho ni me interesa hacer, pues no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que se hacen en el nombre de esta Ley. Sin embargo, y si lo hiciera ¿qué habría de malo? ¿Acaso no tengo derecho a opinar?
¿Qué pergaminos tiene este señor para poder decidir e imponer cual es el cine peruano que se debe hacer? ¿A quien le ha ganado para decir quien debe opinar y quien no? Es increíble como algunos críticos se creen con la capacidad de convertirse en los dictadores del cine peruano, subiendo o bajando el dedo a quien debe hacer del cine su profesión. Por eso estamos como estamos. Finalmente ¿le debería importar a este señor lo que yo haga con mi plata?
A mi nadie me ha dado dinero para hacer mi película. La película la hemos conseguido nosotros con esfuerzo y con la suficiente visión para tratar de hacer de esto un negocio rentable, que no sólo nos de continuidad sino que le de la oportunidad de trabajo y experiencia a un grupo de gente ávida por dedicarse a hacer cine y aprender de él. A nuevos directores y a sangre nueva. Si esto está mal, entonces somos culpables de un flagrante delito. Hemos hecho una película con convicción y coherencia y el público que se divierte y que nos felicita constantemente nos demuestra que estamos por buen camino. ¿Qué hacen críticos como el de Caretas? En realidad no me importa, pero ojala hagan algo de provecho.
Cada uno tiene el derecho de hacer lo que siente que está bien, pero también tiene el deber de respetar el trabajo del otro. De ser tolerante. No a todos les va a gustar lo que hacemos. No somos infalibles y obviamente nos equivocamos en el camino. Pero también aprendemos si así fuera el caso. Eso se llama autocrítica. Es más, yo he firmado mi película con orgullo y asumiendo la responsabilidad que me toca. El crítico ni siquiera firma. Se escuda tras una careta.
Ninguna publicación da derecho a condenar e incluso a poner en tela de juicio la inteligencia de quienes trabajan en un producto que finalmente gusta al público común. Es decir, el gusto de la gente no vale nada, pues el Olimpo dictatorial en el que creen estar algunos críticos no lo permite. Todos quienes ven con agrado Talk Show son simplemente personas mononeuronales. Repito una cosa es criticar y otra insultar. Eso es una real y tremenda estupidez y una intolerancia y vanidad absoluta. ¿O acaso este señor se ha creído el cuento de que los críticos han comprado la franquicia del cine peruano? ¿que tienen la potestad de decidir su destino?
Señor crítico de Caretas, por favor no sea iluso, acá el que decide es el espectador que sí paga su estrada. Una cosa es escribir una crítica y otra una condena. Su reseña destila odio, no hay ironía, no tiene humor, pero tampoco seriedad. Es un burdo ataque sin ningún análisis. Eso no lo escribió su cabeza, lo escribió su hígado. La labor de un crítico debería ser analizar porque una obra funciona o no. Y tener claro que su punto de vista es eso, un simple punto de vista y no una ley suprema. Hacer cine en el Perú es comparable con ponerse en el paredón. No debería ser así, es un trabajo, tal y como lo es la crítica. El señor crítico de Caretas fracasa en su reseña, no explica nada, sólo destruye. Y eso en mi humilde opinión, es alarmantemente mononeuronal.
Eso es lo que realmente me sorprende: los insultos asolapados del sr. crítico. Realmente está enojado. Compara el guión y sus personajes con un libro de Coquito, habla de la estupenda película chilena En la Cama, como si alguien buscara parecerse a ella. Afirma que se ha pirateado a Woody Allen y otras sandeces más. Finalmente se apresura en afirmar que yo después de Talk Show tengo el cuajo de hablar del Estado y de la Ley de Cine, algo que no he hecho ni me interesa hacer, pues no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que se hacen en el nombre de esta Ley. Sin embargo, y si lo hiciera ¿qué habría de malo? ¿Acaso no tengo derecho a opinar?
¿Qué pergaminos tiene este señor para poder decidir e imponer cual es el cine peruano que se debe hacer? ¿A quien le ha ganado para decir quien debe opinar y quien no? Es increíble como algunos críticos se creen con la capacidad de convertirse en los dictadores del cine peruano, subiendo o bajando el dedo a quien debe hacer del cine su profesión. Por eso estamos como estamos. Finalmente ¿le debería importar a este señor lo que yo haga con mi plata?
A mi nadie me ha dado dinero para hacer mi película. La película la hemos conseguido nosotros con esfuerzo y con la suficiente visión para tratar de hacer de esto un negocio rentable, que no sólo nos de continuidad sino que le de la oportunidad de trabajo y experiencia a un grupo de gente ávida por dedicarse a hacer cine y aprender de él. A nuevos directores y a sangre nueva. Si esto está mal, entonces somos culpables de un flagrante delito. Hemos hecho una película con convicción y coherencia y el público que se divierte y que nos felicita constantemente nos demuestra que estamos por buen camino. ¿Qué hacen críticos como el de Caretas? En realidad no me importa, pero ojala hagan algo de provecho.
Cada uno tiene el derecho de hacer lo que siente que está bien, pero también tiene el deber de respetar el trabajo del otro. De ser tolerante. No a todos les va a gustar lo que hacemos. No somos infalibles y obviamente nos equivocamos en el camino. Pero también aprendemos si así fuera el caso. Eso se llama autocrítica. Es más, yo he firmado mi película con orgullo y asumiendo la responsabilidad que me toca. El crítico ni siquiera firma. Se escuda tras una careta.
Ninguna publicación da derecho a condenar e incluso a poner en tela de juicio la inteligencia de quienes trabajan en un producto que finalmente gusta al público común. Es decir, el gusto de la gente no vale nada, pues el Olimpo dictatorial en el que creen estar algunos críticos no lo permite. Todos quienes ven con agrado Talk Show son simplemente personas mononeuronales. Repito una cosa es criticar y otra insultar. Eso es una real y tremenda estupidez y una intolerancia y vanidad absoluta. ¿O acaso este señor se ha creído el cuento de que los críticos han comprado la franquicia del cine peruano? ¿que tienen la potestad de decidir su destino?
Señor crítico de Caretas, por favor no sea iluso, acá el que decide es el espectador que sí paga su estrada. Una cosa es escribir una crítica y otra una condena. Su reseña destila odio, no hay ironía, no tiene humor, pero tampoco seriedad. Es un burdo ataque sin ningún análisis. Eso no lo escribió su cabeza, lo escribió su hígado. La labor de un crítico debería ser analizar porque una obra funciona o no. Y tener claro que su punto de vista es eso, un simple punto de vista y no una ley suprema. Hacer cine en el Perú es comparable con ponerse en el paredón. No debería ser así, es un trabajo, tal y como lo es la crítica. El señor crítico de Caretas fracasa en su reseña, no explica nada, sólo destruye. Y eso en mi humilde opinión, es alarmantemente mononeuronal.
Foto 1: Caretas: Máscara china de león Kokusai. ¿La usará el crítico anónimo?
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