Justo ayer comentaba sobre Ryan Gosling , actor norteamericano de Half Nelson, y hoy mi ego no puede estar mejor en cuanto a predicciones se trata al enterarme que ha sido premiado como el actor revelación del 2006 por The National Board of Review (http://www.nbrmp.org/).
Lo de Gosling me llena de satisfacción, tanto como ver que el premio a mejor director ha ido a parar a manos del gran Martin Scorsese por su intensa dirección de Los Infiltrados (The Departed , 2006). No debería sorprendernos, en años anteriores Scorsese ha barrido con los premios, sin embargo a la hora del Oscar ha sido simplemente ignorado.
Hablamos del autor de clásicos del cine moderno como Taxi Driver, El Toro Salvaje (Raging Bull , 1980), Buenos Muchachos (Goodfellas , 1990), entre otras. Por las últimas recibió dos de las cinco nominaciones al Oscar como director (las otras dos candidaturas las tuvo en el apartado de guión adaptado). Nunca ganó. ¡Nunca!
Scorsese ha sido vencido en siete oportunidades. La primera vez lo hizo Robert Redford por una película de la cual pocos se acuerda: Gente Como Uno (Ordinary People , 1980). Se trataba del debut de Redford en la dirección, algo que parece fascinarle a la Academia. Lo cierto es que, aunque Redford ha demostrado con creces ser un gran cineasta –basta ver El Dilema (Quiz Show ow, 1994)– pocas experiencias fílmicas se comparan a El Toro Salvaje.
Ocho años más tarde la Academia le daría a Scorsese su segunda nominación. Esta vez fue un respaldo a su valentía por adaptar la polémica obra de Nikos Kazantzakis, La Última Tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ , 1988). Finalmente el Oscar fue para Barry Levinson por la correcta Cuando los Hermanos se Encuentran (Rain Man, 1988).
Dos años más tarde, una nueva injusticia. Scorsese realiza una de las más grandes obras del cine norteamericano de los noventa (mi gran favorita de esa década): Buenos Muchachos. Pero el Oscar no lo ve así y le da el premio a otro actor convertido en director: Kevin Costner por Danza con Lobos (Dances with Wolves, 1991).
Año 2003, han pasado nueve años desde su última derrota en los Oscar –por La Edad de la Inocencia (The Age of Innocence , 1993) pierde el premio al mejor guión – y el buen Marty ya entrado en años regresa seguro de que su épica Pandillas de Nueva York (Gangs of New York, 2001) le dará por fin el ansiado triunfo. Ya me toca, debió decir. El premio se lo lleva Roman Polanski por El Pianista (The Pianist, 2001). Para colmo de males, Pandillas Nueva York, que era la gran favorita con diez nominaciones, es ignorada totalmente y no consigue ninguna estatuilla dorada. Esa noche me digo a mi mismo, “yo que él nunca más regreso a una ceremonia del Oscar”.
Me equivoco dos años más tarde, demostrando tesón y gran temperamento, vuelve como gran favorito gracias a su biopic El Aviador (The Aviator, 2004). No hay manera de no ganar. Esta vez, sólo otro grande podría arrebatarle el premio. Ese grande se llama Clint Eastwood y su tremenda Golpes del Destino (Million Dollar Baby, 2004). No podemos decir nada en contra. El Oscar de Eastwood es más que merecido, pues su película es simplemente impresionante.
Esa noche vemos las cámaras tomando a un Martin Scorsese que con gran hidalguía aplaude a su colega. Mientras Leonardo DiCaprio no oculta su rostro de incomodidad. A Martin Scorsese no lo quieren, parece decir y lo mismo nos decimos nosotros.
Este año, todo indica que Scorsese vuelve. Sería su octava nominación y su sexta como director. La película es Los Infiltrados (The Departed , 2006), un notable policial dirigido con nervio y maestría, aunque su exquisita violencia puede incomodar a los conservadores miembros de la Academia. Basada en una interesante película asiática Asuntos Infernales (Mou gaan dou, 2002), Los Infiltrados nos devuelve a un Scorsese en el terreno que mejor conoce: el mundo del hampa. Grandes actuaciones, momentos soberbios y sorpresivos giros (aunque para quienes hemos visto la versión original no lo son tanto), son parte de una de las grandes películas de lo que va del año. Los premios seguramente serán una consecuencia.
Foto 1: Los difuntos: El gran Martin Scorsese le da indicaciones a Leonardo DiCaprio y Matt Damon en una escena culminante de "Los Infiltrados"
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