Una de las primeras críticas a mi película Talk Show (2006) fue públicada el 3 de diciembre en el diario Perú 21 (pueden leerla en http://www.peru21.com/impreso/html/2006%2D12%2D03/imp2cultura0625927.html). El nombre del crítico es Alonso Izaguirre, a quien no tengo el placer de conocer, pero con quien me encantaría debatir. Empiezo a leer la crítica en cuestión, la cual comienza con una breve introducción sobre la comedia en el Perú y el mundo. De repente menciona a Billy Wilder... ¡BILLY WILDER! Uno de los grandes cineastas del cine norteamericano. Sin duda uno de los padres de lo que hoy es el cine, creador de tres de mis películas favoritas: Sunset Blvd. (1950), El Apartamento (The Apartment, 1960) y Una Eva y Dos Adanes (Some Like It Hot, 1959). El Sr. Izaguirre elevo la vara a lo más alto. Pienso sonriendo, que me queda a mi, un director novato y que vive en un alejado país sin industria cinematográfica llamado Perú. Espero lo peor, eso sí, con una gran sonrisa.
Sigo leyendo y encuentro el siguiente párrafo: "Hay que reconocerle a Talk Show, la comedia del director Sandro Ventura, esa capacidad de conectar con la simpatía del público desde su arranque". Algo contradictorio con otro párrafo posterior: "Pero son pedazos que parecen desconectados del conjunto (se refiere a los monólogos de la película), sólo están allí como trozos de un falso documental que irrumpen de una forma arbitraria, provocando que el interés de la historia se disperse continuamente". Entonces me pongo a pensar: ¿O la película conecta con el público desde el arranque o el interés de la historia se dispersa continuamente? Me doy cuenta que los monólogos dispersan al crítico, pero el público sigue conectado. Su risa y sus frases en medio de la película (lo percibí en las funciones a las que asistó para observarf la reacción de los espectadores). Eso me indica que el poder de concentración del público es mayor, quizás tanto como su poder de identificación con la película y sus personajes. El Sr. Izaguirre no se ha conectado, se dispersa, mientras que el público común, lo hace desde el comienzo, se engancha con agrado. ¿Entonces?, me pregunto, ¿de quién es el problema?
No me sorprende, poco antes el Sr. Izaguirre afirma de manera inexacta, y en tono burlón, que yo he dicho que Talk Show es un drama. ¿Un drama? Me sorprendo, pues no sé de donde ha sacado eso. Pienso y recuerdo que alguna vez comenté que cuando comencé a escribir el guión, lo hice pensando en crear un drama llamado Aniversario, pero que poco a poco la ironía ganó y todo se convirtió en una comedia. Se lo dije a varios medios, quienes recogieron mis palabras dentro del contexto indicado. Desde La Répública (http://www.larepublica.com.pe/content/view/131709/) hasta la revista Gisela, todos entendieron mi explicacíón. Al Sr. Izaguirre parece que le contaron o simplemente no se percató del contexto en el que dije lo que dije. A esas alturas me doy cuenta que el crítico está verdaderamente confundido.
Luego sigue arremetiendo contra los personajes de la película. Que son irreales, que no existen y que nadie en su sano juicio puede creer que ellos se puedan colar en nuestra realidad. Y lo dice con sorna. Tereso, interpretado por Miguel Torres-Bohl, y Jimena, interpretado por Fiorella Rodriguez, son lejanos para él y se convierten en sus blancos principales. ¿Y el público? El espectador común se identifica y valora, según los comentarios que nos hacen día a día, con los personajes. Sobre todo con Tereso, Jimena y Pablo, interpretado por Roger Del Aguila. Recuerdo al entonces Gerente de UIP, Hector Rosas, riendo al escuchar a Jimena hablar y comentando inmediatamente: "La esposa de un amigo es exactamente igual. Si hasta habla igualito". No hay que ir muy lejos para darnos cuenta que el mundo está plagados de Jimenas y Teresos. Si el Sr. Izaguirre no los conoce, es una pena.
Me hago otra pregunta más: ¿Será que el sr. Izaguirre no tiene calle? ¿Será que su obsesión por el cine no le permite ver la realidad y darse cuenta que ésta es aún más alucinante que la que ve diariamente en las películas? ¿Será que se encuentra encerrado dentro de un círculo de críticos y no se percata que dentro de ellos también existen muchos Teresos?
Ojala para la próxima preste atención no a las películas si no a la vida misma. ¡Porque vamos!, estos personajes existen, yo los conozco y reconozco y personas conocidas y no tan conocidas han celebrado que los retratos mostrados en Talk Show sean tan identificables. Es más, un popular entrevistador de televisión y escritor admitió estar alucinado con el personaje de Fiorella, a quien el sr. Izaguirre llama despectivamente conductora. El crítico no hizo su tarea, y no supo que la sra. Rodríguez es primero actriz y luego conductora. De hecho estudio teatro, ha hecho telenovelas y decenas de obras teatrales . Y lo principal, se encuentra en plena forma. No lo digo yo, si no actores y directores que se han acercado a ella para felicitarla y ofrecerle nuevos proyectos. Claro, a los críticos no les interesa lo que digan actores, técnicos, psicólogos periodistas y hasta cineastas. Prefieren vivir alejados y no conocer más allá de su círculo y sus películas. Error garrafal que hoy trato de subsanar buscando opiniones verdaderas y no sesgadas por el propio afán intelectual. Público normal e inteligente que es quien va en su mayoría al cine. Me vuelvo a preguntar, ¿entonces de quien es el problema?
Sigo leyendo y encuentro otro párrafo que menciona la música y afirma que "algunas composiciones de teclado suenan excesivamente descuidadas". ¿Descuidadas? Pienso lo extraordinario que es el Sr. Izaguirre, de un momento a otro pasó de la crítica de cine a la de música. Pienso: ¿sabrá de melodías, corcheas y compases como para descalificar el trabajo de un músico como Pedro Suarez-Vertiz? No entiendo nada. Me digo, todos tienen derecho a criticar, pero hay que ser un poco sensatos ¿no?
Acepto que Talk Show tiene muchísimos errores. Que hay muchas cosas que discutir, que mucho de lo que dice el artículo del sr. Izaguirre es válido y valioso. Sin embargo, agradezco a Dios que la gente se haya conectado con la película y que no esté conectada con críticas como las del Sr. Izaguirre.
Al final todo esto me causa gracia. Sé que no a todo el mundo le va a gustar mi trabajo, tanto como que cada vez más el público y la crítica se han distanciados. ¿De quien es la culpa? Mía no. En el extrajero hay críticas para todos los gustos. Cada público tiene su crítico de cabecera, a quien sigue sabiendo la conexión que hay entre ellos. Lamentablemente en el Perú sólo existe un tipo de crítica y cuando aparece alguien nuevo nunca falta alguien viejo que salta. Hablamos de veinte, treinta, cuarenta o cincuenta personas que usualmente se reunen en grupos y finalmente terminan pensando y opinando igual. Si no quieren contaminarse con los rodajes entonces tampoco deberían de contaminarse con la opinión de otros colegas. Finalmente lo que esto ocasiona es que salgan críticas en serie, iguales. Así, el público seguirá desconectado.
Particularmente no me voy a cansar de confesar que me siento satisfecho de que la película guste al público. Ellos son los que nos dan la continuidad, no los críticos. Quizás ellos crean que su importancia es vital y que bajándole el dedo a un cineasta le hacen un favor enorme al cine peruano, pero creo que lamentablemente, sí lamentablemente, la crítica de cine en el Perú se ha desgastado de tal manera que ha perdido lectores en lugar de conquistarlos.
El gran Bernardo Bertolucci dice que la mejor forma de aprender a hacer cine es haciéndolo. Lo teórico es una parte mínima. Si no filmas, no aprendes. Totalmente de acuerdo y digo con orgullo que he iniciado mi aprendizaje. ¡Que vengan las críticas!
Foto 1: El público se conecta, el crítico se desconecta.
Foto 2: Elevando la vara: El gran Billy Wilder (derecha) bromea con su actor fetiche el genial Jack Lemmon.
Foto 3: Al límite: Fiorella Rodríguez interpreta a Jimena, personaje excesivo que muchos se apresuran en tildar de caricatulesco e irreal.
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