Infiltrado durante algún tiempo en la crítica de cine, pude conocer y descifrar algunas palabras, expresiones, frases, utilizadas como muchas veces como muletillas por numerosos y distinguidos críticos. No es que esto sea malo, de hecho algunas de ellas quedan y sirven para dar un mensaje misterioso.
Interesante
Palabra utilizada usualmente para salir del paso. De hecho hay muchas maneras de usarla. Aquí tres ejemplos.
1. Luego de una función de prensa, la película te gusta, pero sientes que probablemente a los demás críticos no. Entonces sueltas el “interesante” como una forma de protección. O sea no dices si te gustó o no, sólo que te parece “interesante”. Es decir, un pederasta es algo detestable, pero no podemos negar que hacerle un estudio psicológico puede resultar “interesante”.
2. Una función de prensa suele congregar a todos los críticos. Es una cosa rara que los distribuidores los inviten a ver una película, preparen sanguchitos para que ingresen a la sala con la barriga llena y finalmente los críticos terminen destrozando sus películas. Masoquismo puro. En ocasiones, el orgulloso distribuidor se queda en la sala esperando ansioso la reacción de estos Nerones del cine, quienes suben o bajan el dedo cual supremos emperadores. Al final de la función, crítico y distribuidor se encuentran. Momento tenso, aunque debo reconocer que algunos, cual Houdini, logran desaparecer. Los más lentos o hambrientos (de debate, por supuesto), tienen que responder al entusiasmado distribuidor: “¿Qué tal?” El crítico dice: “Interesante”. Uff… quedó bien y para seguir disimulando intenta resaltar algunos puntos. “Bonita fotografía ¿no? Mmmm… interesante”. Luego el distribuidor se va y en un círculo casi perfecto los “peruvian critics” se enfrascan en destruir sin misericordia la película en cuestión.
3. La película no te gusta nada. Es más, te aburre. Sin embargo, al resto de críticos, sobre todo al más influyente de todos, le encanta. Este crítico, quien con el tiempo se ha convertido en una suerte de señor feudal, suele, o más bien trata, de encontrar cosas que el resto no consigue ver. Ve más allá de lo evidente. Es el Leono (se acuerdan de los Thundercats) en versión crítico de cine. Imposible darle la contra. No está en la función, pero vio la película en un festival importante o en una copia pirata de polvos azules. Sus loas han sido interminables. Así, aunque la mayoría se aburrió en toda la película y hasta hubieron bostezos disimulados, al terminar, todo resulta “interesante”. No sabes si lo que viste fue la película o un sueño, pero igual estuvo recontra “interesante”.
Verosimilitud
Este es un término extraño. Cuando estudiaba cine, algún profesor muy inteligente (no recuerdo quien) nos decía que todo en el cine es mentira. Todo pasa por el filtro del director, quien manipula la información y entrega su visión no tan real de una historia. Ni un documental es una verdad, es la visión del realizador, su punto de vista. Entonces si partimos del punto de vista ¿qué es verosímil? Usualmente los críticos se refieren a esto cuando se creen la historia, cuando la siente real, cercana. Pero ¿qué tanto puede conocer la realidad alguien que pasa la mayor parte de su vida viendo películas? Y si ese no fuera el caso, ¿acaso cada individuo no acumula experiencias muy particulares, que finalmente pueden hacer verosímil alguna situación o personaje? Por ejemplo, una chirriante película sobre la clase alta ¿puede ser verosímil para alguien que no conoce de esta clase social? Probablemente no, y vea en todo ese cuadro una caricatura, un estereotipo que finalmente no conoce. ¿Cómo detectar el humor, el sarcasmo, la crítica si no sabe de lo que se está hablando? Por el contrario, ¿una película marginal puede ser verosímil para alguien que no conoce la pobreza de cerca y que se ha creado una realidad de ella a través del cine? O sea, hay gente pobre muy limpia que excede el estereotipo creado del marginal. De la misma forma, hay ricos que no se bañan. Conozco varios. Pero hay más contradicciones. Leí por ahí una frase que resume todo: “verosimilitud de la ficción”. ¿Alguna ficción es verosímil? Según la Real Academia ficción es “invención, cosa fingida”. ¿Entonces? Una humilde opinión es que en el cine, lo que debe cautivar, hipnotizar, sintonizar es la puesta en escena, que viene a ser las reglas del juego que el director impone en su película. Y reglas del juego no para el crítico, quien contradictoriamente tiene como eje de su vida la ficción cinematográfica, sino para ese menospreciado público que vive los excesos de la realidad. Buscar verosimilitud en el cine es un cliché irremediable.
Oscuro
La oscuridad les encanta a los críticos. Cuanto más oscura, sombría, sórdida sea la película más trascendente se hace. Un personaje oscuro, melancólico, patético, suele ser más interesante que un personaje optimista, alegre, bueno. Cuanto más oscura la película, más trascendente, más “verosímil”, más “interesante”.
Condescendiente
En la otra orilla está lo condescendiente. Esas películas con final condescendiente son las hechas para gustar al público. Los finales felices para los críticos no existen. ¿Será porque su propia vida hace poco “verosímil” un final feliz o exitoso? Los momentos de condescendencia tienen relación directa con el público, quien suele, por antítesis, emocionarse con esos momentos. Ser condescendiente es dejar de lado lo “oscuro”, que a su vez tiene que ver, según alguna crítica, con lo inteligente o culto. Hablar de un evento feliz termina siendo poco inteligente, pero hablar de la miseria humana, de lo patético de algunas vidas, del dolor es parte de hacer algo culto y trascendente. ¿Y que pasa cuando el objetivo del director es agradar al público? ¿Esto es criticable? ¿Acaso no son criticables aquellas películas que intentan ser condescendientes con la crítica? Hay películas hechas para el Oscar, realizadas bajo ciertas fórmulas que engatusen a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. También hay las que están hechas para el público y por consecuencia también las que están hechas para la crítica. La condescendencia siempre está allí y no debería ser criticable, pero si lo fuera, entonces debería serlo en todos los casos. El gran Billy Wilder dijo: "He hecho películas que a mí me hubiera gustado ver. Y yo sólo quiero ver películas que me entretengan". La honestidad termina siendo más importante.
Interesante
Palabra utilizada usualmente para salir del paso. De hecho hay muchas maneras de usarla. Aquí tres ejemplos.
1. Luego de una función de prensa, la película te gusta, pero sientes que probablemente a los demás críticos no. Entonces sueltas el “interesante” como una forma de protección. O sea no dices si te gustó o no, sólo que te parece “interesante”. Es decir, un pederasta es algo detestable, pero no podemos negar que hacerle un estudio psicológico puede resultar “interesante”.
2. Una función de prensa suele congregar a todos los críticos. Es una cosa rara que los distribuidores los inviten a ver una película, preparen sanguchitos para que ingresen a la sala con la barriga llena y finalmente los críticos terminen destrozando sus películas. Masoquismo puro. En ocasiones, el orgulloso distribuidor se queda en la sala esperando ansioso la reacción de estos Nerones del cine, quienes suben o bajan el dedo cual supremos emperadores. Al final de la función, crítico y distribuidor se encuentran. Momento tenso, aunque debo reconocer que algunos, cual Houdini, logran desaparecer. Los más lentos o hambrientos (de debate, por supuesto), tienen que responder al entusiasmado distribuidor: “¿Qué tal?” El crítico dice: “Interesante”. Uff… quedó bien y para seguir disimulando intenta resaltar algunos puntos. “Bonita fotografía ¿no? Mmmm… interesante”. Luego el distribuidor se va y en un círculo casi perfecto los “peruvian critics” se enfrascan en destruir sin misericordia la película en cuestión.
3. La película no te gusta nada. Es más, te aburre. Sin embargo, al resto de críticos, sobre todo al más influyente de todos, le encanta. Este crítico, quien con el tiempo se ha convertido en una suerte de señor feudal, suele, o más bien trata, de encontrar cosas que el resto no consigue ver. Ve más allá de lo evidente. Es el Leono (se acuerdan de los Thundercats) en versión crítico de cine. Imposible darle la contra. No está en la función, pero vio la película en un festival importante o en una copia pirata de polvos azules. Sus loas han sido interminables. Así, aunque la mayoría se aburrió en toda la película y hasta hubieron bostezos disimulados, al terminar, todo resulta “interesante”. No sabes si lo que viste fue la película o un sueño, pero igual estuvo recontra “interesante”.
Verosimilitud
Este es un término extraño. Cuando estudiaba cine, algún profesor muy inteligente (no recuerdo quien) nos decía que todo en el cine es mentira. Todo pasa por el filtro del director, quien manipula la información y entrega su visión no tan real de una historia. Ni un documental es una verdad, es la visión del realizador, su punto de vista. Entonces si partimos del punto de vista ¿qué es verosímil? Usualmente los críticos se refieren a esto cuando se creen la historia, cuando la siente real, cercana. Pero ¿qué tanto puede conocer la realidad alguien que pasa la mayor parte de su vida viendo películas? Y si ese no fuera el caso, ¿acaso cada individuo no acumula experiencias muy particulares, que finalmente pueden hacer verosímil alguna situación o personaje? Por ejemplo, una chirriante película sobre la clase alta ¿puede ser verosímil para alguien que no conoce de esta clase social? Probablemente no, y vea en todo ese cuadro una caricatura, un estereotipo que finalmente no conoce. ¿Cómo detectar el humor, el sarcasmo, la crítica si no sabe de lo que se está hablando? Por el contrario, ¿una película marginal puede ser verosímil para alguien que no conoce la pobreza de cerca y que se ha creado una realidad de ella a través del cine? O sea, hay gente pobre muy limpia que excede el estereotipo creado del marginal. De la misma forma, hay ricos que no se bañan. Conozco varios. Pero hay más contradicciones. Leí por ahí una frase que resume todo: “verosimilitud de la ficción”. ¿Alguna ficción es verosímil? Según la Real Academia ficción es “invención, cosa fingida”. ¿Entonces? Una humilde opinión es que en el cine, lo que debe cautivar, hipnotizar, sintonizar es la puesta en escena, que viene a ser las reglas del juego que el director impone en su película. Y reglas del juego no para el crítico, quien contradictoriamente tiene como eje de su vida la ficción cinematográfica, sino para ese menospreciado público que vive los excesos de la realidad. Buscar verosimilitud en el cine es un cliché irremediable.
Oscuro
La oscuridad les encanta a los críticos. Cuanto más oscura, sombría, sórdida sea la película más trascendente se hace. Un personaje oscuro, melancólico, patético, suele ser más interesante que un personaje optimista, alegre, bueno. Cuanto más oscura la película, más trascendente, más “verosímil”, más “interesante”.
Condescendiente
En la otra orilla está lo condescendiente. Esas películas con final condescendiente son las hechas para gustar al público. Los finales felices para los críticos no existen. ¿Será porque su propia vida hace poco “verosímil” un final feliz o exitoso? Los momentos de condescendencia tienen relación directa con el público, quien suele, por antítesis, emocionarse con esos momentos. Ser condescendiente es dejar de lado lo “oscuro”, que a su vez tiene que ver, según alguna crítica, con lo inteligente o culto. Hablar de un evento feliz termina siendo poco inteligente, pero hablar de la miseria humana, de lo patético de algunas vidas, del dolor es parte de hacer algo culto y trascendente. ¿Y que pasa cuando el objetivo del director es agradar al público? ¿Esto es criticable? ¿Acaso no son criticables aquellas películas que intentan ser condescendientes con la crítica? Hay películas hechas para el Oscar, realizadas bajo ciertas fórmulas que engatusen a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. También hay las que están hechas para el público y por consecuencia también las que están hechas para la crítica. La condescendencia siempre está allí y no debería ser criticable, pero si lo fuera, entonces debería serlo en todos los casos. El gran Billy Wilder dijo: "He hecho películas que a mí me hubiera gustado ver. Y yo sólo quiero ver películas que me entretengan". La honestidad termina siendo más importante.
Efectista
Otro término que baja de categoría a las películas. Tiene varias lecturas.
1. En ocasiones se refiere a aquellos momentos en que la película intenta, por ejemplo, asustar y lo hace sorprendiendo con algo inesperado. La chica por el corredor, silencio absoluto, de repente algo le salta encima … ¡Aaaaahhh!!!!!!! Otro gato. Todos saltamos de nuestros asientos y luego reímos tratando de disimular el susto. El juego del director, por más utilizado que esté, surte efecto. Millares de espectadores caen, otra vez, en la trampa. El crítico no, aunque tengo la ligera impresión de que disimulan bien o suelen cerrar los ojos para no dejarse atrapar. Así, no se asustan, no se ríen, no lloran, no se emocionan. De hecho repudian el efectismo. Según dicen, carece de inteligencia, como si fuera fácil asustar, hacer reír, hacer llorar o emocionar a millones. En una sala llena, unos trescientos cinéfilos se asustan, se ríen, lloran, se emocionan. Por ahí no faltan los dos críticos (o algunos fieles e hipnotizados estudiantes de cine, que suelen ser peores) que no se asustan, no se ríen, no lloran, no se emocionan. Digo yo, ¿de quien es el problema?
2. Otra manera de utilizar la palabra “efectista” es cuando las coincidencias se convierten en el hilo conductor de la película. Hay críticos que detestan “Magnolia” o “Alto Impacto”. Pero las odian de verdad, “con odio jarocho” porque les parecen “efectistas”. Es decir, utilizan la coincidencia, los sucesos inesperados como arma para armar sus historias y sorprender y emocionar. Sus metáforas, mensajes o anécdotas no son válidas desde que son armadas para que unas coincidan con otras y busquen la reflexión a través de ellas. No sé, ¿será que en la vida de los críticos no existen coincidencias? Puede ser. En una sala de cine, rodeado de los mismos críticos de siempre, sentado estratégicamente en la misma butaca (hasta ahora no entiendo ese ritual), ¿qué coincidencia puede ocurrir?
Intrascendente / Trascendente
Suele referirse a lo que se digiere fácil. Tan fácil que con el tiempo se hace intrascendente. ¿Pero intrascendente para quien? A estas alturas una película como “Los Goonies” es más trascendente para el público común que el cine de Fellini. Y ojo no estoy hablando de si una es mejor que la otra. Estoy hablando de trascendencia. De la manera que una película afecta a una persona. Hace poco, estuve con unos amigos ingleses. En algún momento obviamente el tema pasó al cine. Ellos, habitantes del primer mundo, señalaban como una de sus películas favoritas los Goonies. No sabían de Tarkovski, Bresson, Fellini, Antonioni. Los Goonies fue trascendente para su vida. Volviendo al ejemplo de “Magnolia”, puede ser una película intrascendente y tramposa para muchos críticos, pero para mi es trascendente, quizás por el momento en que la vi. Me sentí identificado y emocionado. Su mensaje, dizque para muchos un pastiche manipulador, caló en mi como ser humano. ¿Eso es malo? Otro ejemplo: Una película con un mensaje y final “condescendiente” como “La Sociedad de los Poetas Muertos” puede resultar intrascendente para críticos o gente vinculada a las letras. Lo siento, mi “poca cultura” ha hecho que sea uno de los finales con los que más me he emocionado. Casi me paro sobre mi asiento a rendirle homenaje a Robin Williams. Probablemente mi juventud de entonces cegaba mi espíritu crítico y “culto”. Sin embargo, confieso que he vuelto a revisarla y me sigue emocionando. Sigo siendo, un inculto. Reniego no haber tenido la suerte de otros de ir a la Filmoteca desde los 8 años. Qué puedo hacer, soy un cinéfilo bruto. “Los Cazadores del Arca Perdida” puede ser un divertimento intrascendente, pero fue una película que marcó mi vida. Más drástico aún, muy niño recuerdo haber visto “El Hombre Araña”, el piloto de la serie de televisión estrenado en cine, y me alucinó. No lo he visto en mucho tiempo, pero su sólo recuerdo hace que sea trascendente. Por el contrario, Tarkovki me aburre. No trasciende, no me engancha, no me emociona. Dirán que cuando hablan de trascendencia está enmarcada dentro del arte cinematográfico. Un arte que, lamentablemente para ellos, excede a las decenas de críticos que existen en el Perú y que involucra a millones de cinéfilos. Quizás sea un pensamiento demasiado intrascendente.
Estereotipo / Caritucatura
Al crítico le encanta juzgar los estereotipos y las caricaturas. No le gustan los excesos, pero tampoco lo típico. Cree conocer tanto el mundo y la diversidad del ser humano que se siente preparado para decir que personaje es excesivo, caricaturesco o estereotipado. Esto usualmente tiene que ver con la puesta en escena del director, que usualmente tiene que ver exactamente con jugar con estereotipos (igual no lo entienden), pero también con la manera en que un actor se acerca a un personaje. Lo extraño es que para mi, son estos personajes delirantes los que usualmente se acercan más a la realidad. Basta con darse una vuelta por nuestra gran Lima y podemos ver una increíble diversidad. Hasta los personajes más cinematográficamente alucinados suelen existir. Quizás el problema es que los críticos no los conocen o son tan ciegos que no los reconocen. Sobre esto quiero dejar dos ejemplos. Navegando por Internet logre encontrar una página muy recomendable: La Habitación de Henry Spencer, de la cual prometo comentar próximamente. Allí descubrí a dos críticos, representantes de la nueva sangre (¡Dios nos coja confesados!) que realmente parecen salidos de la película más estereotipada y caricaturesca jamás hecha. Su tono de voz, su manera de cultivar y enfatizar su cultura e intelecto es digna de una película. Es cierto, no todos son así, incluso los hay más delirantes, pero estoy seguro que si se hiciera una cinta con personajes así, los mismos críticos dirían que son caricaturescos. Un epílogo visual, plagado de verosimilitud, efectismo, intrascendencia, que enriquece esta nota.
Otro término que baja de categoría a las películas. Tiene varias lecturas.
1. En ocasiones se refiere a aquellos momentos en que la película intenta, por ejemplo, asustar y lo hace sorprendiendo con algo inesperado. La chica por el corredor, silencio absoluto, de repente algo le salta encima … ¡Aaaaahhh!!!!!!! Otro gato. Todos saltamos de nuestros asientos y luego reímos tratando de disimular el susto. El juego del director, por más utilizado que esté, surte efecto. Millares de espectadores caen, otra vez, en la trampa. El crítico no, aunque tengo la ligera impresión de que disimulan bien o suelen cerrar los ojos para no dejarse atrapar. Así, no se asustan, no se ríen, no lloran, no se emocionan. De hecho repudian el efectismo. Según dicen, carece de inteligencia, como si fuera fácil asustar, hacer reír, hacer llorar o emocionar a millones. En una sala llena, unos trescientos cinéfilos se asustan, se ríen, lloran, se emocionan. Por ahí no faltan los dos críticos (o algunos fieles e hipnotizados estudiantes de cine, que suelen ser peores) que no se asustan, no se ríen, no lloran, no se emocionan. Digo yo, ¿de quien es el problema?
2. Otra manera de utilizar la palabra “efectista” es cuando las coincidencias se convierten en el hilo conductor de la película. Hay críticos que detestan “Magnolia” o “Alto Impacto”. Pero las odian de verdad, “con odio jarocho” porque les parecen “efectistas”. Es decir, utilizan la coincidencia, los sucesos inesperados como arma para armar sus historias y sorprender y emocionar. Sus metáforas, mensajes o anécdotas no son válidas desde que son armadas para que unas coincidan con otras y busquen la reflexión a través de ellas. No sé, ¿será que en la vida de los críticos no existen coincidencias? Puede ser. En una sala de cine, rodeado de los mismos críticos de siempre, sentado estratégicamente en la misma butaca (hasta ahora no entiendo ese ritual), ¿qué coincidencia puede ocurrir?
Intrascendente / Trascendente
Suele referirse a lo que se digiere fácil. Tan fácil que con el tiempo se hace intrascendente. ¿Pero intrascendente para quien? A estas alturas una película como “Los Goonies” es más trascendente para el público común que el cine de Fellini. Y ojo no estoy hablando de si una es mejor que la otra. Estoy hablando de trascendencia. De la manera que una película afecta a una persona. Hace poco, estuve con unos amigos ingleses. En algún momento obviamente el tema pasó al cine. Ellos, habitantes del primer mundo, señalaban como una de sus películas favoritas los Goonies. No sabían de Tarkovski, Bresson, Fellini, Antonioni. Los Goonies fue trascendente para su vida. Volviendo al ejemplo de “Magnolia”, puede ser una película intrascendente y tramposa para muchos críticos, pero para mi es trascendente, quizás por el momento en que la vi. Me sentí identificado y emocionado. Su mensaje, dizque para muchos un pastiche manipulador, caló en mi como ser humano. ¿Eso es malo? Otro ejemplo: Una película con un mensaje y final “condescendiente” como “La Sociedad de los Poetas Muertos” puede resultar intrascendente para críticos o gente vinculada a las letras. Lo siento, mi “poca cultura” ha hecho que sea uno de los finales con los que más me he emocionado. Casi me paro sobre mi asiento a rendirle homenaje a Robin Williams. Probablemente mi juventud de entonces cegaba mi espíritu crítico y “culto”. Sin embargo, confieso que he vuelto a revisarla y me sigue emocionando. Sigo siendo, un inculto. Reniego no haber tenido la suerte de otros de ir a la Filmoteca desde los 8 años. Qué puedo hacer, soy un cinéfilo bruto. “Los Cazadores del Arca Perdida” puede ser un divertimento intrascendente, pero fue una película que marcó mi vida. Más drástico aún, muy niño recuerdo haber visto “El Hombre Araña”, el piloto de la serie de televisión estrenado en cine, y me alucinó. No lo he visto en mucho tiempo, pero su sólo recuerdo hace que sea trascendente. Por el contrario, Tarkovki me aburre. No trasciende, no me engancha, no me emociona. Dirán que cuando hablan de trascendencia está enmarcada dentro del arte cinematográfico. Un arte que, lamentablemente para ellos, excede a las decenas de críticos que existen en el Perú y que involucra a millones de cinéfilos. Quizás sea un pensamiento demasiado intrascendente.
Estereotipo / Caritucatura
Al crítico le encanta juzgar los estereotipos y las caricaturas. No le gustan los excesos, pero tampoco lo típico. Cree conocer tanto el mundo y la diversidad del ser humano que se siente preparado para decir que personaje es excesivo, caricaturesco o estereotipado. Esto usualmente tiene que ver con la puesta en escena del director, que usualmente tiene que ver exactamente con jugar con estereotipos (igual no lo entienden), pero también con la manera en que un actor se acerca a un personaje. Lo extraño es que para mi, son estos personajes delirantes los que usualmente se acercan más a la realidad. Basta con darse una vuelta por nuestra gran Lima y podemos ver una increíble diversidad. Hasta los personajes más cinematográficamente alucinados suelen existir. Quizás el problema es que los críticos no los conocen o son tan ciegos que no los reconocen. Sobre esto quiero dejar dos ejemplos. Navegando por Internet logre encontrar una página muy recomendable: La Habitación de Henry Spencer, de la cual prometo comentar próximamente. Allí descubrí a dos críticos, representantes de la nueva sangre (¡Dios nos coja confesados!) que realmente parecen salidos de la película más estereotipada y caricaturesca jamás hecha. Su tono de voz, su manera de cultivar y enfatizar su cultura e intelecto es digna de una película. Es cierto, no todos son así, incluso los hay más delirantes, pero estoy seguro que si se hiciera una cinta con personajes así, los mismos críticos dirían que son caricaturescos. Un epílogo visual, plagado de verosimilitud, efectismo, intrascendencia, que enriquece esta nota.
Foto 1: Pensando: Críticos "estereotipados" en "trascendentes" escritos, en los que vomitan "efectistas" palabras en busca de "verosimilitud" para sus "oscuros" e "interesantes" artículos.
Foto 2: Coincidencias: Magnolia, película odiada por algunos críticos. Las casualidades no existen.
Foto 3: Nostalgias del Pasado: Afiche de Los Goonies, películas considerada intrascendente que sin embargo ha trascendido en la mente de muchos cinéfilos.
Video 1: Poeta Loco: Conversación con Alberto Javier Angulo Chumacero, ingenuo y simpático crítico y prospecto de poeta en busca de mil soles para sacar su primer poemario. ¡Hagamos una chancha! Cortesía de La Habitación de Henry Spencer.
Video 2: Mente Brillante: Elevada conversación con Mario Castro Cobos, crítico de impresionante intelecto y cultura, bendecido por manos divinas con el fin de aleccionar a ignorantes pecadores que nos aburrimos con el cine de Tarkovski. Cortesía de La Habitación de Henry Spencer.
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